Proyectos de carbono con Pueblos Indígenas: recomendaciones para acuerdos justos y sostenibles
La transparencia en la divulgación de información, consultas participativas adecuadas para asegurar el consentimiento de las comunidades nativas y un fortalecimiento de los pueblos indígenas para el liderazgo de estas iniciativas, son algunos criterios claves para articular adecuadamente con los Pueblos Indígenas en proyectos de carbono.
Según la Base de datos de Pueblos Indígenas y Originarios del Ministerio de Cultura, en el Perú existen 51 pueblos indígenas amazónicos y más de 2,300 comunidades nativas. De esta cifra, un porcentaje minoritario (30 comunidades nativas) participan del financiamiento climático, a través de cuatro de los 27 proyectos de carbono forestal que existen en Verra (Verified Carbon Standard), uno de los principales estándares para la certificación de reducciones de emisiones de carbono provenientes del sector forestal.
Según la información que proporciona esta organización, los cuatro proyectos de carbono involucrados con pueblos indígenas en el Perú son de la categoría REDD+ (Reducción de Emisiones de Deforestación y Degradación Forestal) y se desarrollan en los departamentos de Ucayali, Huánuco y Madre de Dios.
Existen otras comunidades indígenas que se benefician de manera indirecta del financiamiento climático por su ubicación en el área de influencia de otros proyectos de carbono forestal. Suelen beneficiarse de las actividades que desarrollan estos proyectos como capacitaciones, promoción de actividades productivas, beneficios climáticos, entre otras.
Luciano Cárcamo, especialista social en Paskay, comenta que las comunidades que se encuentran aledañas a un proyecto también “deben” mejorar su calidad de vida. “Los proyectos de carbono forestal ofrecen, en muchas oportunidades, ofertas laborales, desarrollo de capacidades, ya sean ambientales o económicas, acceso a servicios, calidad educativa y bienestar social, aunque estas últimas no son prioritarias, si pueden ser incluidas como co-beneficios en los proyectos de carbono”, señala.
Proyectos de carbono con Pueblos Indígenas: algunas recomendaciones
Para garantizar la participación y consulta efectiva de los representantes de los Pueblos Indígenas en el desarrollo de Proyectos REDD+, es crucial seguir una hoja de ruta que comience con la identificación de actores claves y la construcción de relaciones de confianza.
En ese sentido, CIFOR (Centro para la Investigación Forestal Internacional) precisa que, para establecer alianzas justas y sostenibles entre proyectos de carbono forestal y pueblos indígenas, es esencial garantizar la participación activa y el consentimiento informado de las comunidades desde el inicio.
La gerenta de Desarrollo de Paskay, Paula Acevedo, comenta que “las relaciones de confianza se construyen con transparencia y buena fe de ambas partes. La entrega de información oportuna y el respeto a los tiempos de decisión de las comunidades nativas y sus organizaciones son decisivas”, agrega.
Además, señala que la participación efectiva no implica un evento aislado, sino un proceso, de avances y retornos que permitan brindar seguridad a los “responsables políticos” de las organizaciones indígenas y sus comunidades.
“En Paskay hemos diseñado una hoja de ruta de trabajo con pueblos indígenas, que intentamos seguir mejorando y actualizando de manera conjunta con las organizaciones con las que trabajamos y asesoramos. Esta hoja de ruta debe pautar de manera detallada las acciones necesarias antes de la firma de cualquier acuerdo o contrato”, cuenta Acevedo.
Algunas de estas acciones implican un trabajo previo de capacitación sobre el ciclo de los Proyectos de carbono forestal y los tiempos de cada fase, pero también el desarrollo de habilidades de comprensión y negociación de contratos comerciales. Se requiere también realizar un adecuado diagnóstico interno sobre la situación de su gobernanza y las capacidades de gestión de las propias organizaciones y sus comunidades, lo que permitirá visualizar escenarios para la implementación de su proyecto. Con estos elementos y capacidades garantizadas, las organizaciones y sus comunidades pueden iniciar un proceso de negociación en condiciones más equitativas.
La transparencia también puede verse reforzada cuando las organizaciones tomen en consideración difundir las propuestas y borradores de contrato previas a la firma o aceptación de los mismos, como convenios, documentos de avance, cronogramas entre otros y finalmente el contrato que se firme entre los actores.
“Además de todos estos elementos es fundamental proporcionar recursos adecuados a las organizaciones y comunidades indígenas. Esto incluye recursos humanos, financieros, técnicos y legales para que puedan expresar su opinión en igualdad de condiciones con actores interesados en desarrollar sus proyectos y realizar pagos por la venta de créditos de carbono, esto fortalece su capacidad de participar activamente en el proceso y se promueve una toma de decisiones más equitativa y justa en beneficio de todos los involucrados”, señala la representante.
El financiamiento de estas actividades orientadas a fortalecer capacidades en los pueblos indígenas sería claramente un rol que podrían cumplir las entidades públicas o de cooperación internacional. “Eso ayudaría a equilibrar la balanza en el desarrollo de Proyectos REDD+ con Pueblos Indígenas”, agrega Acevedo.
Pero aquí no termina el trabajo, según la especialista, una vez pasado el proceso de negociación y de hacerse efectiva la firma de un contrato, se inicia el diseño del Documento del Proyecto (PDD), en donde se detallan una serie de aspectos (Plan de Actividades, esquema de Distribución de beneficios, Gobernanza, Sistema de Monitoreo, entre otros) que deben ser construidos de manera conjunta con los miembros de las comunidades nativas y sus organizaciones representativas.
Es en esta parte, explica Acevedo, que se inicia un segundo momento del proceso REDD que implica enormes retos de gestión y capacidad de propuesta que deberán ser asumidos con responsabilidad.
“Es por la ausencia de estos mecanismos que las comunidades indígenas han manifestado sus preocupaciones acerca de la falta de transparencia, la insuficiente consulta y participación, y la posibilidad de que los proyectos de carbono no abordan adecuadamente sus necesidades y aspiraciones”, finaliza.
“Eso ayudaría a equilibrar la balanza en el desarrollo de Proyectos REDD+ con Pueblos Indígenas”
Otras voces
En un informe de Aidesep (Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana), asociación que agrupa a organizaciones indígenas en el Perú, también, se subraya la necesidad de persistir y adaptarse a las propuestas climáticas indígenas ante la influencia de los mercados de carbono y el agronegocio verde en Perú. Es decir, fortalecer los derechos indígenas.
Algunas de las recomendaciones que ofrece el documento son: priorizar las relaciones de los territorios y pueblos indígenas con aliados internacionales, incluir las jurisdicciones indígenas como áreas de contribución en la reducción de emisiones, entre otras. Además, plantea su propia versión de proyectos de carbono con el nombre de RIA (Redd Indígena Amazónico), que busca reducir emisiones forestales a través de la Territorialidad Integral de los Pueblos Indígenas y sus Planes de Vida colectivos, como la mejor garantía para detener la deforestación y degradación de los bosques.
Por su parte, Shuar Velásquez, presidente de la Cámara de Comercio de los Pueblos Indígenas del Perú, manifestó que un “actor clave en la lucha contra el cambio climático”, son los pueblos indígenas, porque protegen hasta un “80% de los recursos que el mundo necesita para su subsistencia”.
“Sin información adecuada los pueblos indígenas u originarios no pueden gestionar su territorio. Esto significa que no pueden garantizar la seguridad en sus recursos y biodiversidad. Sabemos que hay empresas interesadas en financiar proyectos REDD+, pero muchas de ellas no capacitan a los involucrados”, añade el representante.
Asimismo, comenta que hay una necesidad creciente de las comunidades por generar una economía sostenible a través de la valoración de su territorio. “Los pueblos originarios son un actor fundamental para proyectos sobre mercados de carbono, pero se debe buscar que estos proyectos tengan la visión de conservación productiva”, explica Shuar.
Paskay: una propuesta
Los pueblos indígenas cumplen un rol fundamental en la lucha contra la deforestación y el cambio climático. Esta convicción global debe verse reflejada en promover el fortalecimiento de sus organizaciones representativas para que puedan prepararse para liderar el diseño e implementación de este tipo de iniciativas de carbono forestal con sus bases, con las entidades técnicas cumpliendo un rol de soporte y no de intermediación.
Sin embargo, su participación en los mercados de carbono es marginal y se encuentra muy por debajo del potencial asociado a sus territorios. Algunas razones las podemos encontrar en la complejidad técnica de los proyectos y sus altos costos; la duración de los procesos de certificación y la complejidad de la venta de los créditos en los mercados que hacen inalcanzable para los pueblos indígenas acceder por su propia cuenta a desarrollar estos proyectos.
Complementariamente, las tendencias de los estándares por utilizar líneas base construidas a partir de las tasas históricas de deforestación pueden resultar muy perjudiciales para los territorios indígenas que tradicionalmente han sabido proteger su bosque manteniendo una tasa de deforestación baja. Esto no les permitirá contar con los recursos suficientes para enfrentar las amenazas futuras crecientes que se ciernen sobre sus bosques.
Para superar estas barreras, Paskay promueve alianzas directas entre los pueblos indígenas y los compradores finales de créditos de carbono. Esta oportunidad les permitiría no sólo acceder a mejores condiciones comerciales, sino también a pre-financiamiento que permita adelantar la puesta en marcha de actividades que ayuden a enfrentar y reducir la deforestación.
No debemos olvidar que las comunidades nativas u originarios han mantenido una profunda relación con la naturaleza durante generaciones, y su conocimiento tradicional y prácticas sostenibles han sido fundamentales para preservar la diversidad biológica en sus territorios. Su liderazgo es imprescindible para reducir la deforestación en los bosques y marcar la diferencia en la gestión de acciones para enfrentar el cambio climático.
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